Una manta cálida y una exhalación profunda: el ritual nocturno del cuerpo.
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Una manta cálida y una exhalación profunda: el ritual nocturno del cuerpo.

Al terminar el día, es importante que le indiques a tu cuerpo que puede parar. Acostarse temprano, envolverse en una manta abrigada y respirar hondo varias veces es más que una simple salida nocturna. Se trata de dejar atrás todo lo innecesario. Es importante acostarse cómodamente, poner las manos donde quieran estar. Deja que las piernas se relajen y que la cabeza se hunda en la almohada. En ese momento, puedes abrir los hombros con calma, levantar los pies y volver a relajarlos. En un minuto, tu cuerpo entrará en un estado en el que no se necesita ejercicio, solo presencia. Si creas un momento así cada noche, breve pero sincero, tu cuerpo aprenderá a terminar el día sin tensión. Y afrontarás la mañana con tranquilidad, que no proviene del movimiento, sino de permitirte parar.

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